Adjuntamos un texto de la artista sobre su obra.
Siempre he pintado personas.
No sé qué se esconde en el ser humano que me impulsa a representarlos una y otra vez, compulsivamente. Siempre me ha aburrido pintar cosas, fondos, entornos…iba al grano, gente, gente, gente…de toda clase y condición. Desde chica me encantaba acompañar a mamá a los recados. En las colas al banco o en el mercado observaba las caras, gestos…y, ya adolescente, esperarla en el coche y mirar la gente pasar era uno de mis mejores momentos…y el "pause" del video VHS, reventado cada dos por tres…
Con el tiempo se fue perfilando - supongo que por el empacho (y el enfado) que nos ha tocado vivir en estos tiempos de la imagen de "perfección" y el estrés de nunca conseguirlo - el gusto por pintar niños, ancianos y gente "normal", con su chicha aquí y su arruga allí, en un intento de enamorarnos de nosotros mismos, de lo bueno que albergamos en estos bellos "imperfectos" cuerpos…cuerpos reales que contiene historias, dolores, alegrías, soledades y compañías, cuerpos que nos hablan sin letras a través de cada gesto, cada poro…cuerpos que nos hermanan.
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